De todos nuestros furtivos
encuentros,
el de esta tarde ha sido el mejor.
Vestido de arcoíris,
fue maravilloso ese cuerpo tuyo,
pleno de frenesí.
Tus efusivas piernas acoplanse
a la cintura.
Hincan sus talones en mis riñones.
Esta tarde
sin descanso cabalgaste,
haciendo trepidar mi hombría
con pasión desenfrenada.
Acordes de serafines retumban,
en los lienzos
de nuestro ámbito celestial.
Tus suspiros enredados a mí ser,
siguen su vibración.
En la cordura del cerebro.
Excitan el fuego de las querencias
de mi mórbido corazón.
bambam