Hoy he decidido ponerme a grabar el disco de mi vida.
¡Estoy nervioso,
no sé cómo empezar!
Decidme ¿dónde debo colocar el punto de partida?
¿Será ese el día en que comencé a pensar
o quizás mejor el de la ingenuidad perdida?
¿acaso debo hacer mención a mi primera comunión
o al día de mi perdición, mi boda?
ese evento que ahora ya no tiene sucesión
pues pasado está de moda.
Debo ser cauteloso
Ahora mismo voy a ponerme a escribir la letra.
Pienso que deberá ser un tanto escueta,
empezando por cantaros las fatigas,
mis carreras desaforadas como auriga,
continuando por las loas que he de hacer de mis amigas
para terminar, como siempre, al final hablando de mis nietas.
Oye, chaval,
Tu no te rías, no creas que grabar un disco es tan sencillo,
aunque éste un sencillo sea.
Que este gallo de pelea
además de cantar, ritmo y rimar debe finalizar con estribillo.
Y has de saber que para realizar tarea tal,
que sea original,
no me está permitido utilizar ninguna treta
pues el que esto escribe solo es un aprendiz de poeta
y no disfruta de ninguna cultura musical.
Mas, si escribir la letra difícil me resulta
aún mucho más complicado será elegir la música.
Habré de incorporar un presto agitato para los momentos de euforia,
los pocos de ilusión, de gloria,
unos mínimos acordes para las vivencias cultas,
eso sí, que tengan buena acústica
y el cuerpo general
llena de notas que representen altibajos,
el clarinete haré sonar y el bajo,
repletos de emociones, de algún pequeño éxito y fracasos,
de éstos a destajo.
Y ya para el final
una marcha triunfal
¡arriba! haré que truenen los tambores, los timbales y trompetas
como si fuera el más bullicioso carnaval.
Para esta tan triunfante apoteosis
¡pondré aquí una gran dosis
e introduciré mis dotes de poeta!
pues éste será el momento en que al mundo he de mandar a hacer puñetas