A escondidas iban por el mundo los amantes,
agazapados de la sombra gris de sus temores,
un torbellino los arrastraba a no sé donde,
y en esa tempestad de miradas maldicientes,
su mundo se hacía infierno y su esperanza, gloria.
¿Triunfarán al final de esta batalla?
¿Llegarán a su meta nadando contra la corriente?
A escondidas se amaban y se amaban
se les hizo normal amarse así,
se hizo habito cada encuentro furtivo,
necesario e inevitable
prisioneros de sus culpas y sus miedos.
Hoy van libres por el mundo sin temores
ella y él gritando su amor, a toda voz,
ese amor que nació prohibido, hoy es bendecido
y vuelan en alas de la felicidad ,
vuelven la mirada a su pasado cruel,
pero no van tras esos ojos inquisidores,
porque en su corazón no hay lugar para la venganza,
su alma es una cascada de alegría
y su camino un jardín de flores multicolores.
Eugenio Sánchez