Recoleta, remolona y redondita,
placita que reciclando vas el tiempo
con tu cara tan risueña, tan bonita,
tu aspecto de acicalada señorita,
como si fueras la heroina de algún cuento.
Tú, expectante aunque siempre en movimiento.
La torre y casas de adobe rodeada,
el rollo, la picota y veleta al viento,
pasiva a los cuchicheos y lamentos,
sobrevives a tu tiempo ensimismada.
Atentas, son las farolas que tiritan,
susurrando sus problemas los asientos,
en el frente hay una fuente chiquitita
que destila de su caño agua bendita
y desgranando va en su alma sentimientos.
Eres del pueblo el pináculo de citas
donde vamos desnudando nuestros cuerpos,
nuestras almas van haciendo chiribitas,
impertérrito testigo eres de cuitas,
cuchicheo de los vivos y los muertos.
Bendita plaza que ahora remodelada
narcisista, exhibes tu modesto cuerpo,
tan humilde tan callada, tan discreta.
Eres como náyade que anda preñada,
mas que plaza eres mi linda plazoleta.