-¿Sólo eso? -me dijo- ¡Escúchame! -gritó con ansias y a la vez con tristeza- No vuelvas a llamarme así ¿entendido? esperaba algo más que eso.
No respondí.
-Dije si ¿entendido? -repitió casi en un susurro conmovedor.
-Está bien, no lo volveré a decir. Discúlpame. Se ve que no sabes cuánto me encanta.
-Pues no me importa, no quiero que lo vuelvas a repetir.
Después de esa pelea ella no volvió a ser la misma, ni tampoco yo. Ambos seguimos como un par de ´enamorados´, así sin que nada hubiese sucedido. Lo que no sabría yo es, que pasado un tiempo, todo daría un giro de 360 grados.
Diría que lo sucedido fue obra del destino, lo cual no creo. Diría que fue Dios, pero tampoco creo en él. Fuí yo, sí, sólo yo.
Ella me dijo: ´Te amo´, y yo, inocente desconocedor de ese amor que la televisión en conjunto con las historias magníficas del amor eterno que en su mente habían sembrado la idea y significado de tal paradigma, le dije: ´Eres mi bombón con chocolate´.
© ANDRES SARELLANO MTZ
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