Es que estás ahí, sola y tranquila;
Volándome los ojos por tu presencia
Ausente de la inexistencia tuya.
Dada por mi imaginación.
Estas ahí sola y tranquila.
Tu fuego rojo hace grandes hogueras
Con chispas verdes,
Vistas a kilómetros de distancia;
Yo sólo se doblar mi alma ante tu
Fuego incandescente.
Dime quien te ha hecho así
Que castigo divino has llevado,
O que bendición satánica haz comprado
Para sorprenderme con tu cobrizo pelo.
Estás sobrepasado mi límite del autocontrol,
Estas volándoles los ojos a los enamorados
Déjate morir y mátate, no nos robes la vida.
Pero si no quieres…
Aquí tienes
Un humilde servidor
Dispuesto a ser tu esclavo.