Poema de sol, tierra y sombra
poema negro,
de raíz negra;
de tambores al atardecer
frente al mar
poema de sílabas negras
de pasión y danza
de caricia y piel
de beso, de raíz oscura
de raíz y tierra abonada
de raíz y tierra mojada
como una hembra
bañándose desnuda bajo la lluvia
húmeda como los sueños de negra
negra como la pasión africana.
Poema de esperma derramada
entre mar y fuego bajo las estrellas;
poema de ébano con sangre de ébano.
Poema de ecos lejanos de tambores frente a la hoguera;
febril como la carta de amor de un preso
con percusión de los cueros
que se mezcla con el viento,
que se aleja con el viento
y el amor lo ahoga
en las noches sin luna, noches negras.
Tambor, atardecer, sol amarillo, rojizo y blanco
noche y hoguera;
pasión viva y desenfreno;
cuerpos abiertos
ardiendo
Tambores dándole sonido a la danza del viento
quemando más que la hoguera
la hoguera chispeante, lujuriosa;
hoguera en medio de la noche
como la pasión la negra y negro
y al consumirse la hoguera se enciende la pasión y el fuego es interno.
Manos inmersas en colinas de suspiro y piel
en valles lujuriosos
que anhelan caricias negras.
Gemidos fusionados en el eco del placer
el placer como idioma de la pasión.
Latidos, suspiros, viajes astrales
idas y llegadas del cielo al infierno
palpita el deseo, quema y absorbe.
Constelaciones de sueños húmedos convertidos en realidad
¡Quema!
La noche está que arde.
Infiernos en los que cabe un trozo de cielo.
Inviernos en los que caben soles y besos.
Almas condenadas por el deseo insaciable de sus cuerpos
¡Insaciable, inagotable, frenético y tierno!
Cuerpos bañados por el mar de sus caricias
Cuerpos mojados por rocíos de sus poros
¡Gloriosos satisfechos
tocaron el cielo!