Hay cosas que no apreciamos,
Cosas que no podemos ver
Que aunque esté frente a nosotros
Nos hacemos el difícil sin querer.
Hay veces que no nos conocemos
Que al mirarnos al espejo preguntamos “¿Quién es ese?”
La respuesta sólo tú la puedes dar
No hay atajos, no hay nada.
Decir que todo está bien sabiendo que no es así
es una daga al corazón, pues no hay cosa peor
que engañarse a sí mismo,
que alguien más lo haga.
Así digo: ¡Esta soy yo y no lo niego!
Me has convertido en lo que soy ahora:
Una fría y dura muñeca
Que adorna tu colección.
Estoy entre las más usadas,
Estoy entre las más traicionadas,
Esta soy yo y no lo niego.
Y en mil trocitos rompí tus cartas
Las tiré y me despedí de ellas.
Me temo que esto es un adiós
Aunque tú no hayas dicho nada.
Y pensar que apenas ayer
nos habíamos querido,
y pensar que apenas ayer
eras dulce y sabías querer.