El estudioso y el culto
impulsan el crecimiento
desde el nacimiento de la sociedad
hasta los días presentes.
Pero no hay que olvidarse nunca
del que con su trabajo ensucia
sus fuertes manos ya lastimadas
y cubre su rostro con sudor.
No hay que olvidarse del que
forma parte de esta patria
con su cuerpo y alma trabajadora
y al que llaman ignorante.
Del que esta por debajo del intelectual
y al que le cuesta aveces el cuerpo
llegar a una vida digna haciendo lo
que el estudioso no hace.