Se ama desde el beso,
desde la tensión en la mirada,
cuando se asoma la mano
al contacto de la piel expuesta.
El amor se escucha en el viento
que carga la voz de los amantes
porque viento es la voz y el alma
y del alma nace el amor.
Se ama desde la sangre,
en el pulso apurado del nervio,
en el calor de la libido.
Se empieza a amar desde que
la sonrisa dice -me gustas-,
y se entrecruzan los dedos
de su mano con los tuyos.
Cuando uno se apoya en el otro
y el otro reconforta al primero.
Se ama cuando la ausencia
ahoga en recuerdos. Y se alzan,
así, los brazos como intentando
alcanzar algo que se aleja.
Cuando un abrazo desborda
todo el cariño del mundo.
Se ama por partes.
Primero al Yo,
después al Tú,
y luego al Nos.
Y el nosotros solo es de dos
porque el amor es egoísta.
Se ama cuando los celos viven,
y no es de amor que viven sino de miedo.
El que ama teme por su amor.
Aquí el que ríe sabe que también va a llorar
y que se repite indefinidamente porque
amar es una lección que nunca se aprende.