rodulfogonzalez

¡MUERAN LOS DICTADORES!

 

A Gerardo Antonio Tamayo

 

 

No son seres humanos los dictadores

De toda laya que todavía azotan

Con escalofriante crueldad

A los pueblo inermes

Por tan sólo clamar:

¡Libertad! ¡Libertad!

Se creen muy valientes

Rodeados de cañones,

De tanques, de bayonetas

Para hacer del miedo

Un arma eficaz

Para acallar

La voz de todo un pueblo

Que los desprecia.

Son emisarios de muerte

Celebran la muerte

Les rinden tributo a la muerte.

Pero son cobardes

Les temen a la muerte.

Se aterrorizan.

Huyen, piden perdón,

Renuncian ignominiosamente.

Alimañas que avergüenzan a la raza humana

De pocas luces,

Sanguinarios con los débiles.

Mansas ovejas ante el peligro.

Todo lo saben.

Se creen dioses.

Se creen emisarios de nuestros libertadores.

Reparten gas del bueno contra los estudiantes,

Torturan, asesinan niños,

Se mofan de quienes se les oponen.

Se apropian de la propiedad privada.

Humillan la academia.

Cometen latrocinio.

Odian la creatividad.

Son mares de rencor,

Son ríos de resentimiento.

Son cataratas del desastre.

Arruinan a los pueblos

Para dominarlos con dádivas.

No son misericordiosos con el vencido,

Al que vejan, al que torturan,

A quien le niegan la luz del sol,

El abrazo familiar,

El trato digno.

Son víboras los dictadores.

Carecen de corazón

Sacan sus revólveres cuando

Escuchan la palabra democracia.

¡Producen asco y lástima los dictadores!