EN LAS CUEVAS DEL SILENCIO
Yo sé que se va rompiendo la luna
para estrellarse contra la tierra
por los vientos ennegrecidos
que corren por todos los fragmentos.
Y va sangrando aquello
tan pulcro y tan bruno, áspero y feo
que están rompiendo las magnas
columnas que soportan el cielo.
Pero una nube insulsa los ríos
y vienen a ella en los molinos del pecho
no reserva el lírico canto
de la doncella ni los tapices del abuelo.
Y las montañas de harinas
que el viento lleva en su vuelo
y ya no vuelve a cantar
ni a susurrar las sinfonías el jilguero.
La primavera azul se marchita
y el eco verde y su árbol seco
no quiero que el viento sople
por el barlovento de mi velero.
Y aquí está la que no estaba
y se presenta como diosa y cielo
ven a mi dulce mía que se va la vida
y nada de la tierra será eterno.
Abrázate zagalita mía, al aquilón
de mi pecho y dame ese apacible beso
que viene la noche y se encubre
y nos llevará a las cuevas del silencio.