josemiguel

Cuando quise suicidarme

 

Cuando quise suicidarme salí a comprar una soga,

y mientras más caminaba no encontraba en ningún lado a un revendón callejero.

 

Yo seguía caminando y pensaba por momentos;

¡Caramba! yo no soy Judas Pa\' morir como un traidor y ser juguete del viento.

 

Mas así en mi caminar iba observando las ramas

de los árboles más altos.

No dudaba ni un instante, las ramas preferidas

para amarrarme del cuello; me daba cuenta enseguida,

que ya estaban tan podridas que no aguantaban la soga y mucho menos mi peso.

 

Así pensativo anduve y vagando a paso lento,

con mi mente confundida y mi corazón latiendo,

como late el de los cerdos; cuando ven al carnicero, el cuchillo, el matadero.

 

A mi algo me empujaba y aumentaba mi tormento,

y acelerando mis pasos continué por largo trecho.

La indecisión que sentía me abarcaba en sentimiento,

y en mis adentros crecía, una gran melancolía

por el mundo de los muertos.

 

-¿\"Me guindo o no me guindo\"?- ¿\"Me suicido o me arrepiento\"?-

en fin me embargó la pena, y como loco rabioso se me apoderó un lamento.

 

Pero así amigos míos miren como son las cosas,

y aunque parezca mentira todo mi relato es cierto.

Al cabo de un largo rato,

Cansado, sediento, hambriento,

me senté bajo un bambú buscando a reflexionar.

 

Y allí yo pude observar pasando cerca de mí

a una hembra escultural,

con unas asentaderas y dos pechotes inmensos.

Y ésta fue mi reflexión,

\"Pa\' que carajo estar muerto\"

que me maten las mujeres, que así moriré contento.


 

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José Miguel (chemiguel) Pérez Amézquita