Como nunca antes corrí a tus brazos
Volé por encima de mis sueños y a ti llegué,
Pude entre sollozos abrazarte y allí en tu regazo
Sentí la profundidad de tu amor, como nunca antes
Sentí el calor de tus besos sin siquiera acercarme hasta tus labios
La plenitud y el rigor de tus caricias y esa dulce calidez de tus suspiros
La cercanía confundía el latir de nuestros corazones como antaño
Te perseguí y escudriñé uno a uno los rincones
Mi pensamiento desbordaba por hallarte, tu aroma me embriagaba
Y tenuemente fue gastado en mí gemir
Sentí tu inocencia recostada a mi garganta, la fuerza de tus buenos años
Y aun tus frágiles vejeces.
Pero no eras tú, ¡eras otra!
Por primera vez odié verte vestida con el blanco que tú amabas
Odié ver tus labios cerrados, sin tu agobiante, pero bello murmurar
Sin poder contemplar tu sonrisa…esa sonrisa indefinible, larga
Como el tiempo
Por primera vez noté que tus luces ya no estaban
Y también se agotaba el viejo candil en tu nectario
Odié no verte, y también a mi mismo
Odié tu recamara,
Y la madera gris que reclinaba tu hermosura
Porque ya no eras tú: ¡eras otra!
¡Ya no eras mía!, ¡eras de otro!
Ya no estabas presurosa como antes
Habías corrido, habías volado, huido,
Así como huye el ave hacia los montes
Te escapaste igual que la mañana en la montaña
Que solo deja anhelos inconformes
Y entonces, ¡te amé!, más que ayer, más que mañana
Por un momento, solo un momento
Entristecí mi corazón
Y tu amor susurró a mi amor:
Estoy bien, estoy bien,
Un mejor lugar me está esperando
Y fue allí que comprendí que tu partida no tendría retorno
Porque ya no eras tú, eras eterna.
Bero Luna