Que será de aquel día.
De aquél sol de madrugada,
Vestida de tanta inocencia.
De aquél aire confundida con tus besos.
Cuando, mi seco corazón necesitaba tus aguas.
Cuando, verdaderamente yo era feliz.
Que será de aquel día.
De aquella noche:
Tú ya y mía.
En el preciso momento estábamos donde debíamos estar.
Cuando, por la puerta no entraba ni una solo mentira.
Cuanto, te confesé mis sentimientos bajo la luna de abril.
Cuando, el corazón se me salía y
viendo tus ojos…
Pero, abrazando tu alma.
Te susurre al oído;-“aceptas casarte con migo”.
Y te acurrucaste en mi pecho llorándome.
Y con tu voz temblorosa me dijiste que sí…
Que será de aquellos días.
De aquel invierno empapado…
De aquella madrugada, indeleble…
De aquella calle, con el semáforo sin terminar.
De aquel detalle que me diste tuyo…
Y que ahora me marca la hora.
¡Que será, de esos días…!