Tú
Tus ojos son dos paraparas que con su brillantez,
Iluminan mis días y noches, pues, no dejan de brillar.
Tu sonrisa es un manantial sonoro
Que a la distancia se escucha como melodía sinfónica,
Un bello vals de Strauss, o una sonata de Chopin.
Tus pasos firmes como roble plantado,
Acompasan tu sonrisa con grande percusión,
Que semeja un ensamble con timbales, marimbas y tambor.
Al igual son tus caderas que se mueven incesantes
Llevando con el compás de tus pasos,
movimientos insinuantes
que dicen que eres una hembra
en todo su esplendor,
más que una mujer,
hembra codiciable
que levanta sus pechos con la espalda erguida,
para ser de los machos atraída.
29/01/2010