Los nervios se apoderaban de mí, yo sabía que en cuanto bajara del autobús lo vería por primera vez... no sabía cómo reaccionar…
El momento en que mi corazón parecía brincar, dar volteretas fue cuando lo vi sentado en la sala de espera de la central, tenía en manos un libro… que no recuerdo cual era… me acerque, le salude, mis manos temblaban, me sudaban pero trate de sonar de lo más normal, él se levantó a saludarme, era increíblemente alto y su olor wow… aún lo llevo impregnado en mis pensamientos, me senté a su lado, él me observaba… (En realidad cualquiera me hubiera observado mi cabello parecía melena de león… pues eso de viajar 14 horas en autobús no era nada agradable ni para mis nalgas ni mi cabello…) me pregunto cómo me había ido en el viaje a lo que respondí que jamás volvería a viajar en autobús al menos tanta distancia no, me dijo que mi voz sonaba exactamente igual que por teléfono… de pronto sus manos me tomaron y sentí el roce de sus labios… no sabía si resistirme (puesto era muy pronto para un beso) pero la verdad es que lo deseaba tanto como aquel niño que desea un cono de nieve de chocolate… esos pequeños segundos de labios fusionándose fueron el inició de una larga y maravillosa aventura… mi primer luna de miel…