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Pobre de aquel,
que no le gustan los cantos,
ni cree en las hadas,
Y de aquel,
que de las fuentes no bebe,
ni cuida sus plantas,
al final, beberá de pozos,
de flores extrañas.
En mi cabeza,
yo busco un sitio, de ilustres guirnaldas,
que me enseñen las cosas,
grandes y pequeñas del alma.
Que los nudos de las religiones,
puedan desenredarlas
que al mirarme, al espejo del agua,
sea limpia y clara,
Que lo que parezca sin razón,
razón, se haga,
esta poesía sin razón quisiera
exponerla clara,
con un dulce agridulce,
y mi letra extraña.
Estos son mis versos, por lo tanto
quien los entiende los traza,
no han de ser gran cosa,
solo, que se sientan, sean útil, y valgan.
Digo esto, porque a veces las ideas,
tienen tenues formas,
como el humo de la leña,
al que el fuego abraza.
La vida es un teatro,
con telas gualdas y rojas
cada día al levantar el telón,
un gran teatro se forma,
con postes, vigas, agitándose temblorosas.
Y es ahí, donde esta el ruedo,
con gradas largas y cortas,
las escenas, las galas,
familias padres ,y diosas,
Los tintes, de color rojo,
el llanto, el amor , las cosas,