En mi reino sólo quiero una reina,
en mi jardín sólo basta una rosa...
esa fuerza que al andar me detenga
la certeza en las paredes dudosas.
En mis pies busco sólo un camino,
en mis oídos quiero sólo una risa;
quiero sólo un par de manos que de noche...
den las riendas que suelten tu sonrisa.
En mi día quiero sólo una nube,
y en mi noche basta sólo un lucero
a esos ojos quiero ser la mirada,
y a esas alas, yo quiero ser el cielo.
En mi cama sólo tengo una almohada,
y yo sé que en la frescura matutina,
a ésta cama que le está sobrando espacio,
podremos igualmente compartirla.
Para éste corazón bastan tus manos,
y para ésta soledad bastan tus besos.
Así encontraré entre sus hilos...
escondido, un mechón del universo.
Para ésta frialdad basta tu boca,
y en mis besos sólo quiero unos labios,
para que de mis dos ojos fatigados,
puedan ellos ahogar todos los daños.
Para éste madrigal quiero tus versos,
y para éste efecto sobran causas,
por ahora, hasta a sombra de tus ojos,
se pudieron reanudar todas mis pausas.
En mi reino está faltando una reina,
y es que no necesita, tiara y falda.
Porque es entre todas, diferente,
y eres tú, majestad, todo lo que me falta.