Relámpagos obscenos apuñalan
el corazón del aire con sonetos
fatuos y corazones fétidos.
Pasos trémulos sobre arena
y cristal roto.
Susurro cálido entre garabatos,
piedras y tinta muerta.
Retazos ruborizados
tapizan con sus manos sin
vida las pinceladas de un
corazón bifurcado,
óxido y erosión de huellas...
Octavio Aldebarán Márquez.