Ayer tarde
De tu belleza cautivo quedé,
ternura derrochabas.
De cada poro de tu cuerpo
fogosidad destilabas.
Emergiste ante mis ojos,
Cual querubín canturreando su belleza.
Enredaste con tu voz
los pliegues de esos tímpanos míos,
rumores de mil querencias
alegraron.
Cual rosa divina,
con tu presencia dulcificaste
los sentires de la vida.
Era espuma, ola de mar,
deslizándose,
sobre la marejada
del océano de tus devociones.
Ayer tarde
Al mirar tu hermosura, prendado de ti
Quedé.
bambam