Se fue de la realidad,
su mundo era otro;
delirio de otra personalidad
era su conducta ante nosotros.
Negras ojeras en su rostro
y su aspecto demente,
junto a su conversa incoherente
se hacía soez e indecoroso.
Siendo apenas un adolescente
enfrentó sus trastornos de psiquiatría,
pocos lo quisieron, y pocos lo entendían
y eso aceleró su camino a la muerte.
Sentirse incomprendido de repente
Hasta por su propia familia
lo condenaba por su ignominia
desconociendo su cruel trastorno.
Siempre la indiferencia y el bochorno
recibió en forma repetida,
entonces sus reiterados intentos suicidas
producto de la angustia y la amargura
acabaron tristemente con su vida
Terminando así con su locura.
Sus miembros familiares
a diario lo criticaban
injustamente lo denigraban
todos por iguales.
Tú nos traes males,
en su cara le gritaban,
nos avergüenzas, abusas,
siempre tienes excusas
para tus necedades
y cada vez es más grande
tu mala conducta;
y él consigo mismo luchaba
y en silencio lloraba
lágrimas profusas.
No quería morir, siempre me lo dijo
quería vivir para atender a su hijo
y sentirse útil como debe ser,
pero el mundo entero lo contradijo
porque nunca entendieron su miedo,
y murió, dejando a todos perplejos,
enterrando su recuerdo en el olvido.
Autor: Alejandro J. Díaz Valero
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Maracaibo, Venezuela