Alguien me espera,
sé que alguien me espera por la espesura
del reclamo de un destino en ascuas
que se remonta entre latidos con el mismo afán;
aunque la matemática duda
me divida la esperanza a la injusta mitad,
alguien me espera.
Es tanta la certeza, que tengo reunidas ya
su revoltijo de ausencias;
pues no sé su nombre, los posee todos.
Y aunque desconozca su rostro,
aunque su cuerpo en el anonimato se sumerja,
sé que podré reconocerle el corazón;
porque le he forjado su carácter en la mente,
semblante de sueños.
¿Mas cómo hallarte espíritu rebelde?
Si eres nómada por cuánto paraje de ojos,
transeúnte sonrisa
que en el mismo cano silencio
el alma jamás acampa,
ecos de aromas retumbando en cada estación.
¿Cómo saberte si aún no te he vivido?
Si eres pista que su rastro deja sólo en las entrañas.
¿Cómo hallarte plenitud?
Si de completas mitades te disfrazas.
Eres lo secreto que tanto la soledad resguarda.
¿Es acaso raro querer
que me rete el orgullo la suerte?,
¿qué trepe el muro transparente que conquista
la avanzada de decepciones al alba?
A mi fortuna le quedan leves infancias,
inocencias plegadas de adioses aún sin conocer.
Si quien espero tampoco me sabe,
no ha resuelto mi acertijo de letras.
Y temo el llegar tan tarde a nuestro encuentro,
a la cita más esperada jamás dicha,
que me haya encontrado ya en otra persona.
A quien me espera,
si tardo, ¡búscame, encuéntrame!
que seguramente ando perdido entre tanto
laberinto de piel y sombra.
No hallo salida a la causa abierta entre abrazos;
aquí las palabras son las mismas,
aquí las caricias son las mismas,
aquí los besos son los mismos,
a causes de nostalgias.
¿Dónde hallarte reflexión enternecida?
Si al vuelo del tiempo
se me espantan palomas en ocasos devastados.
Si tu voz que en silencio llama,
es la prisa de mis ansias imaginándote
entre sábanas;
y me hago íntimo errante,
un ajeno desterrándome a un vergel de piedras.
Ah… ¿cómo disculparse
por los errores que día en sol y luna en noche
más nos separan?
porque amar no debería ser capricho
de darse mutuamente alas ni de alcanzar nubes,
¡lugar tan común del crédulo!
Amar es misterio de caminar libremente sin sendas,
fuera de lo ya trazado creando neoglorias
sin caer al vacío; como ángeles,
con alas para sostenerse en batallas
y sandalias de oro santificando abismos.
A quien me espera,
aunque aún no te conozca
ya te necesito,
porque eres ensueño de por tanta pesadilla
que he vivido;
porque me has enseñado a realmente amar
cuando el sentimiento es capaz de prevalecer
sobre lo que vilmente se ha sufrido.
Aunque le agradezco un cúmulo al dolor,
al espantapájaros de lo ínfimo;
a ese millar de agujetas de aliento impuro
le he negado bien poco,
porque es fuerza con la que me alimento
y con la que vivo.
Porque por él no necesité ver
lo que otros no reconocen aunque le hayan visto.