Afelío

Efímero.

Fue un esbozo inteligible, inefable, como los jueves y su dulce lluvia de tarde, como un corazón que se desangra sobre la banca de algún parque, fue la orma perfecta del prócer en sastre, los halos del gusto que emerge, el culmen del cielo y corceles alados surcando el pareje mordaz de las nubes, cuando emigran las aves y libres en calma exhiven en alas virtudes, palabras, deseos y verdades, lugares tristes, canciones, cantares, la cara del inframundo pintada agua de hontanares, y el futuro de la galaxia en albor de lo que fue para el único culpable.