Ten cuidado con mi corazón,
hecho el loco; bombea amor para impulsarlo por tus venas,
a veces coincide con algunas de tus penas,
pero finalmente las reúne y las encadena.
Ten cuidado,
mantenlo a distancia prudencial si prefieres,
pues por obra de gracia hará que lo desees,
mientras tú, sin darte cuenta, dices que no lo quieres.
Cuidado con mi corazón,
en el se coleccionan flechas vagabundas,
algunas sin dirección o cuesta arriba,
pero todas quieren alcanzar tu medida.
No, no te detengas, ni des pasos en falso,
que éste corazón te sigue a pies descalzos,
ten cuidado con mi corazón y con sus más de cien mil latidos,
pues todos ellos te culpan de alimentar el amor mío.
Ricardo Felipe
Un soñador sin mucha estirpe