Nosotros Los Poetas Tenemos La Culpa
Me pides que te cuente mi más guardado secreto,
me ves ya casi viejo, menguar, palidecer...
pero quiero que sepas que sólo te lo cuento,
porque ya hace mucho tiempo que lo quiero hacer.
En tu gran ignorancia, la mía, más pequeña,
se te parece ciencia, sabiduría, entender...
pero debes saber, como primera cosa,
que sólo sé de rosas, el dolor de las espinas,
con las que me clavé las carnes, cuando joven,
desaprensivamente, rosas y mujeres amé.
No hablo por rencor, (no me malinterpretes),
justamente por eso es que tanto tiempo callé;
te cuento si prometes no guardar el secreto
y no seguir mintiendo a los hombres, como yo.
La sangre de Jubal y de Tubal-Caín
correrá por artistas hasta el tiempo del fin,
extraño y fatal sino: disfrazado de belleza,
con fachada de grandeza y falso oropel...
¡somos familia de asesinos!...
descendientes de Caín también...¡nosotros, los poetas,
cooperamos con las letras al error del Edén...!
Nosotros los poetas le mentimos al mundo,
les dijimos que ellas son bellas y buenas...
y con alquimistas y brujas construimos,
(sobre un mar de pociones y cremas),
¡el altar a un gigantesco Mercurio!
Floreció el comercio a las velas
de las Artemisas, Afroditas y Heras...
hubo mil disfraces... y mil maquillajes...
pero siempre fue la misma: ¡La traidora Eva!
Así como una araña, ellas tejen su tela
sobre el insecto que vuela, (cualquiera puede ser),
si te les acercas mucho corres peligro,
¡lo deberías saber...!
Te atrapa con su seda, ¡no te ve como amigo!,
cuando sientas su aguijón lo vas a entender...
(aunque puede suceder que lo llames amor);
nosotros, los poetas, tenemos la culpa,
lo pintamos de rosa... le dimos color.
Nosotros, los poetas, tenemos la culpa,
por dejarnos engañar también por Lucifer;
nos gustó creer, porqué nos gustó la fruta,
y no dejar el goce del excitante roce,
caliente, ¡tras la vulva que tiene la mujer!