Bienvenido Julio y sus presagios …
abrigado en su manta de labriego
tañendo campanas de humo denso
locomotora perdida entre la niebla,
como una antigua iglesia abandonada.
Más al sur
levanta espuma negra
la proa del arado
y una lumbre lejana
hace fosforecer la miel
en los aleros,
los signos que el tiempo ha guarecido
en surcos melancólicos.
Me asomaré a tu lejana cercanía
tierra amada,
quiero sentir la paz de tus rebaños…
ver ondular la fina gaza en los potreros
la humedad enrojecida en los parrones
mientras el acre de las uvas
dormita en su cuna de aromado roble.
Julio y su noche más larga
de uterina espera
en tus limites sucumben los ocasos
la oscuridad a cerrado sus pinceles
y en ojo abismado el sol declina.
Alejandrina.