Silencio...
una brisa refrescarme ojeras prontas,
épicas mañanas murmurarme y reprocharme
y deslizarse rauda por mis poros tibios:
Tu recuerdo tardo
en recuerdo vil
la incuerda risa…
¡Oh! me traiga muy al alba y muy de prisa
brisa que sosiegue mis lujurias;
tu fragancia, madreselva virgen,
con encanto cruel, devastador doler;
que sumirme en el delirio santo
un beso blanco sin prejuicios negros
en madrugada negra con finales blancos…
La historia de Romeo, la historia de Julieta…
Pero ¡ay! muy de prisa en los pañuelos negros
son inefables de Beethoven las sonatas,
a la paz de un mudo silencio,
de un concierto y solitaria alma
¡Ah! de almas en pena por la vida sonriendo...
Silencio, paz ¡mundo de silencios!
Son las lágrimas discurriendo, menos riendo,
por flechazo mal ¡ah! Bendito amor flechado
por mal bendito aterido y rudo
en el frío invierno de un amor ausente;
y aunque a un recuerdo por amor llorare el alma
¡Decidme! Beethoven, o Mozart tal vez:
¿Quién de vos llorar amor querido?
¿O anhelar riqueza si es un mundo ya podrido?
O tal vez replicadme, Vallejo del dolor,
o del misterio de las sombras Baudelaire:
¿Son inventos el dolor?
¡Canten, pues, canten sinfonías a la muerte y al dolor entonen
una sonata o un verso humano o una Missa pro defunctis ...
¡Qué más da!.
Pero, ¡miren! ¿no es Leonardo quien de la muerte va huyendo
que las sombras atraviesa y en los conciertos agolparse...?
¿Por qué un minuto de silencio, sin preguntas y respuestas menos,
si Leonardo está presente?
¡A los mudos que tragare en su negrura
el averno negro devorare su garganta!
¡Ea! ...el cielo está muy triste
y al infierno canta
y va el diablo
y su canción más triste…
Ayes humedecen ya las lágrimas,
de madreselva virgen azahares muertos,
la sonrisa enjuta y franca es más que un rictus;
encubrióle ¡ay! rostro mal al buen Simón
a las penas enterrando; el enterrador del alma llora
en el espanto cruel del silencio triste…
Ya María no sonríe.
2014
Autor: Santos Castro Checa
Mallares – Perú
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