La forma de tu rostro en cada espejo. La soberbia
de tus besos que me rodea como soga a la garganta.
El hálito de tu respiración arrastrando las hojas
que han muerto. La herrumbre de tus ojos cuando
oscurece el día. La figura de tu sombra que sigue mis huellas,
a causa del sol que han mirado los muertos. Cada soneto
desamoroso de Heine y cada cuento de Quiroga.
Me quedan de ti aún muchas certezas en este mundo
que quisiera no tener que soportar y que amo.