Cuando te vi, me vi
y me conocí cuando te conocí
comportándonos como uno solo, locos.
Drogados por la primera impresión,
Aturdidos por el ruido,
Borrachos de un Rosé.
Caímos envueltos en lujuria, placeres y tactos,
escarvando nuestros corazones en busca de tesoros.
Y ambos encontramos maravillas
de las que no quisimos hacernos cargo.
Ambos encontramos novelas en los ojos del otro,
lágrimas evaporadas por el calor de nuestra presencia.
Y de la ventana a la puerta, de la puerta al suelo,
rodando hasta la cama, de la cama al cielo,
del cielo al techo y del techo a las paredes
que nos mantuvieron de pié hasta el amanecer.
Sí, te amé, pero mi memoria te ama mejor que yo.
Y el amor esclaviza, argumento que sirvió para seguir solos.