No disfrutar tu presencia
siglos se hace.
La espera de oír tu voz la sensatez atrofia,
al oírla se esfuman los quebrantos,
se alborotan mis oídos,
con su ritmo.
Navegas en el cielo sin detenerte,
irradiando el esplendor de tu divinidad,
el cual se enlaza fuertemente,
a mi alma su ansiedad.
En el intelecto a la distancia siempre
constante en el juicio existes,
los ratos de espera
oscuros farallones se vuelven.
La estampa jacarandosa de tu piel
ligada a mi vida vive.
Un chubasco de palabras, en mi garganta
se aglutina.
Trato con él, inundar tu alma,
secarla con el calor
de ese Amorito desmedido
profesado a ti.
bambam