Mi querido amigo X.
He leído, detenidamente tu misiva, la cual me alegra, porque es una parte de ti que ha volado, a través del espacio, del tiempo, de la magia cibernética hasta mi persona.
Espero, de todo corazón, que la inspiración vuelva a tocar tu puerta y hacer nido en tu corazón ya que eres un ser espacial. Un ser de luz.
¿Qué puedo decirte? La desilusión forma parte de la vida, pero no es la vida en sí.
Muchas veces cometemos el error de poner a las personas en un altar, elevarlas demasiado y cuando nos damos cuenta que no son lo que pensábamos, queríamos, deseábamos…nos sentimos desilusionados y tristes. Esto nos afecta, ya que no somos de roca, sobre todo, a los que tenemos una sensibilidad particular.
En ocasiones hemos confiado en alguien y ese “alguien” nos ha traicionado. No me pongo como ejemplo, no oso hacerlo, ni quiero, pero las veces que me ha sucedido, y no han sido pocas, en esos momentos he levantado los ojos al cielo y le he dado gracias a Dios, sí, aunque parezca paradójico, porque me permitido conocer, a fondo, esa persona que se decía mi amigo(a).
También he aprendido de ese doloroso momento, a no precipitarme y a poner a prueba los amigos, ya nos dice la Sagrada Escritura, específicamente: Sirácide (Eclesiástico) 6:
“El hablar dulce, multiplica los amigos y la lengua afable encuentra acogida. Antes de hacerte un amigo, ponlo a prueba, no te confíes enseguida con él. El amigo fiel es sólido refugio, quién encuentra él, encuentra un tesoro. Hay quien es amigo cuando le es cómodo, pero no resiste en el día de tu desdicha. También está el amigo que se transforma en enemigo y descubre todos tus secretos. Está el amigo compañero en la mesa, pero no resiste en el día de tu desdicha. Para un amigo fiel no hay precio, no existe peso para su valor”.
He vencido la tentación de desearle mal a alguien, creo que Dios sabe dar y quitar en el momento justo y no soy yo juez. También tengo mis puntos oscuros y queriendo o sin querer he hecho mal al prójimo. Dios me ha dado la gracia de pedir perdón y reparar, las veces en que mi comportamiento no ha sido el más correcto ni cristiano. Me confieso pecador como todos y confío en la misericordia de Divina.
Poco nos conocemos, es cierto, amigo X., pero a través de tus escritos, de tus poesías he aprendido a conocerte. La escritura es la máxima y noble expresión de nuestra alma. Ella es espejo de lo que somos. A través de ella también podemos conocer la sinceridad del escritor y si lo que expresa viene realmente de dentro, de su ser, de su alma.
Me escribes esta frase: “!A ver si vuelve a lucir el sol en mi vida!” Quien tiene el poder de hacer salir el sol en tu vida eres tu mismo. No esperes que otros hagan brillar el sol por ti, no. Todo depende de ti mismo, de una decisión en tu vida. En muchas ocasiones somos nosotros mismos, nuestros peores enemigos. No les des el poder a los “otros” de destruirte ya que eres tú mismo que das, otorgas ese poder.
Recuerda eres un ser de luz, un ser creado para la felicidad, para amar, para escribir.
Escribe amigo, deja volar tu alma alto. No prives, a los que te queremos, a tus lectores(as) de tu noble alma reflejada, a través de tu escritura.
La envidia siempre ha existido y existirá. Perdona a los que mal te han hecho, hazlo por ti mismo, por tu paz y tranquilidad. Alza tu frente en alto, respira profundamente, sal y camina por los campos, mira las aves volar, contempla el sol poniente o levante, deléitate mirando la luna llena o el mar o el velero en lontananza; la sonrisa de un niño, los amantes en su pasear... Acaricia la aspiración que te llega a través de la vida, del amor, de tu persona, de todo lo que vives. No seas tan egoísta de privar al mundo de tu poesía, de tu talento, de tu pluma.
Quien te aprecia y quiere en la distancia, esperando de nuevo leerte.
Kavi