Luna, compañera: Qué raros se tornan los viernes nublados.
Antes que la noche fue tu nombre y apenas ayer, apenas aquí,
Una libélula me enseña tus dedos y me descubre tu rostro.
Miles de estrellas he señalado pero solo las tuyas me han visto:
Ojos canela, ojos aurora, ojos de fuego, ojos brujos... Mariposa.
Y, ¿Qué decir del viento que llega a tus flores y agita tus aguas?
Ahora parece que antes del bronce eran tus versos, tu palabra
Y el claro del alba aviva tus manos: rojas rodillas, fin del guayabo.
Otra noche se va en lagunas y niebla. Sin embargo, estas calles:
Mar de sonidos donde descubro tu voz. Luna, varias cosas suceden:
Últimamente me viene a menudo el poema que dejan tus labios: humo de tabaco.
A veces pregunto cuál de los cantos del pájaro rojo es el tuyo, pero llega, solo llega y
Levita a mi lado. A veces me falta tu vuelo,a veces tu sombra, a veces tu verso, me falta.