Altos los muros del castillo de cristal,
La sonrisa que se expande todo un carnaval,
Alrededor del pueblo que la vio nacer
Felices los reyes antiguos del ayer…
Que hoy escriben tu historia…
La princesa que hoy llena mi memoria.
Elegante en su camino por la vida,
Locas manías de su sonrisa traviesa,
Fieles peregrinos sus seguidores…
Que crecían cada día en todos los rincones
Del mundo mágico que heredo,
Cabalgando al galope el sueño de esta bella flor…
Princesa del palacio del corazón…
Así la leyenda que quebraba a la razón,
Los pueblos unidos a través de su esplendor
El sol de su belleza en cada rincón,
Que iluminaba a cada paso la locura y la pasión
De todos aquellos que se llenaron con tu voz…
Así los jardines florecieron con tus pasos
Esos pequeños momentos en que el ocaso…
Brillara cada vez más fuerte
Traspasando los muros y aquel puente
Hacia la felicidad de los mortales…
La vida eterna de tus manos, en los cálidos laureles.
Inclinado ante tu presencia
La mirada que endulzaba mi creencia,
Locos los sentidos que me rodeaban
Disparates en el arte de escribirte, los que amaban
Cada rincón en tus proezas incansables
Dejando de lado a los dragones miserables…
Princesa del palacio del corazón…
Que cautivaste desde el comienzo de aquella canción
Las miradas y toda la atención…
De aquellos que enceguecidos con tu voz
Supimos cruzar los bosques y los mares… para adorarte
Las mañanas y las tardes… para dedicarte.
Orquídeas felices en tus cabellos de seda
Reinaban por tu mente la tarde desierta…
Nubes pasajeras en tu mirada cautiva
Enriqueciendo mi alma que hoy delira…
Locas manías en las luces de tu reina
La madre que te cuida ante cualquier herida…
Amando tu alma y tu vida.
Christian A. C. Vázquez