Abrázame y no hagas preguntas...
que yo tampoco quiero tus respuestas
Que están rondando afuera tempestades...
que adentro el frío de la piel arrecia.
Sólo tu pecho contra el mío derretirá este hielo.
Sólo tu boca en mi boca romperá el secreto.
Tengo en los dedos asido el picaporte
que abre la puerta misma del infierno.
Estamos solos y ya no hay excusas
y yo quiero mirarte sin pretextos.
Ríos de sangre desbocan en las venas
haciendo gemir hasta a las piedras.
El viento también gime lastimero
al pasar por las copas de los árboles
presagiando huracanes de deseo,
mientras la lengua reseca por la sed
intenta en vano abandonar su cueva
y una cadena invisible en la garganta
ahoga las palabras en su miedo.
Deja que explote el mundo allá afuera.
Desvestiré tu alma de absurdos ropajes
mientras te entrego mi corazón que late
exaltado de pasión en cada beso.
Reinventemos la magia que elevaba
nuestros pies cuando el aire que exhalabas
del aire que yo respiraba estaba cerca.
Quiero saciar el hambre de ti que me carcome
que te zambullas en el mar de esta pasión
mientras sus olas rompen tus barreras...
mientras explotan en el orbe las estrellas...
mientras entregas tu cuerpo sin reservas...
mientras claudican tus dudas y certezas.
Que tu alma entera y descarnada
se encuentre con mi alma en el espacio
allí donde habitan los cometas,
las lunas, las galaxias, los planetas,
que vuelen y bailen dando vueltas
girando a años luz de esta tierra
para reconocerse y unirse en ese abrazo
allí donde la vida es eterna.
Deja que explote todo allá afuera...
cuando las almas a los cuerpos vuelvan...
renaceremos los dos en las miradas
y he de abrazarte sin hacer preguntas...
¡porque se que no quieres las respuestas!
que están rondando afuera tempestades
mientras el tiempo y la muerte arrecian.