Corrupción
Me llevaste poco a poco
a que viviese tu infierno,
y de pronto fui un loco
navegante obsesionado
de tus espacios internos.
Tú me fuiste corrompiendo
lentamente, día a día,
hiciste que te quisiera
sin importar lo que hacías.
La pasión que me encendías
fue permitiendo los males
en que tú me requerías:
aberraciones sexuales.
Ayer desperté inflamado
(necesitaba drogarme),
no estabas tú, y, aturdido,
casi intento suicidarme...
Con tu partida, la vida
me resulta poca cosa,
ahora sangro por la herida
de tu puñal y tu rosa...
Tu puñal, que me clavaste
degradándome tan hondo...
con el amor a tu rosa:
mi sentimiento sin fondo.