Durante el entre acto de aquella obra (su vida), ella lloro amargamente.
Antes sintió que el mundo giraba a su alrededor, entre rosas y vinos exquisitos reposo su alma extasiada, pero la función debía terminar, luego de eso su entorno se convirtió en una lúgubre escena; digna de un monologo triste y existencialista.
Muchas preguntas rondaron su mente, muchas cuestiones le perforaron los sesos:
—Me encuentro a mi misma amarga, tratando de buscar algo que quizás ni exista, o peor, algo que no sé que es, y estoy convencida de que existe. Debo indagar entre el infinito hasta encontrarle, sin saber siquiera que eso que busco quizás sea el infinito en sí. Mi vida mortal es un suspiro en comparación de aquello que deseo encontrar. ¿Nada es suficiente...?
Estando sola o acompañada la soledad siempre se hace presente, un libro dentro de mi mochila, un reproductor de música con mucho Grunge por escuchar... esa es una verdadera compañía.
Una máscara con la que representa su mejor papel: su rostro, lápices con que dibujar y escribir sentimientos que mueren en silencio.