Duermen las guerras del río por tu llorar
lejos, donde nadie pueda encenderlas
Latentes son de un día que volverá
Presentes en el futuro están
tanto, que nunca se disiparon
tanto, que es complejo el olvido
Perdidas, con hambre y sed
llegarán a la estación de las dudas
en la que la esperanza siempre espera
donde no existe lo perpetuo
donde florecen margaritas que lo dudan
Pacientes, son la sinrazón y la locura
Insania que no arrincona tus besos
ni el sabor de tus mejillas
Imprudencia que pregona a los vientos
que he mentido en los poemas
que jamas me atreví a ignorarte
que es imposible la tarea
El mar inmenso nunca se guarda las olas
en mareas vuelve a inundar
los espacios donde la flor de la sal habita
donde tiernas se hacen las rocas
donde saciar la sed en el desierto
Nunca olvidaron mis manos
la seda que acompaña a tus caderas
Nunca, mis ojos de tus formas
tampoco, de tu voz
jamás, del olor de aquella mañana
aquél día de pleamar
que nadé entre tus olas