jesusmoreno

El camino del sabio

Tenia en consideración la idea de caminar hasta la cima de aquella montaña donde un gran  banquete en mi honor me aguardaba: una cena junto al verdadero Dios del Universo; el conocimiento universal, era lo justo luego de tantos años aislado por voluntad propia. Muchas razones (a demás de aquel miedo penetrante que me embargaba) se cruzaban  en mi camino, pero ninguna tenia tanto poder como aquella sensación que hace tiritar los miembros y paralizar por completo la capacidad de declamar: el miedo. Era tan poderoso esa noche que su poder hacía emerger de la nada monstruos horripilantes,titanes Hesiódicos de todos los elementos terrestres; ¡con que furia se apresuraban a golpearme! Su misión era resguardar al Dios de todo el universo de los indignos, la prueba era vencerlos ¿podría yo, un alfeñique que no hacia poco había emprendido un tortuoso viaje en el sendero de la vida hacer semejante tarea? Era algo que debería probar en ese mismo momento. Tenia claro que el miedo es una sensación instintiva; eso era un avance. No debía dejar que me dominara,no dejaría que mi trayecto hasta mi objetivo se viese impelido por tan fútil impedimento. Corrí y declame airoso; mis cuerdas vocales se desgarraban en el intento tortuoso por liberarme de la impresión de tener a mi diestra horribles criaturas que intentaban destruirme, era una batalla aquello. La cuestión era que mientras más lo analizaba, esos monstruos se hinchaban mas y mas, su poder iba en aumento pero mi valor también aunque aun no lo sintiese, un viento voraz despeinaba mis cabellos, extrañamente recibía de aquel aquilón un fortalecimiento bastante oportuno ¡Vaya que lo necesitaba! Pero aun así, teniendo toda la intención de vencer ¿qué me hacía falta? ¿Una espada? ¿Un escudo? No era Perseo, no podía esperar que la divina providencia me otorgara tales dones,¿Cómo? Acaso no estaba ante las puertas del verdadero Dios del universo, aquel que supera las banalidades humanas, aquellas historias debían ser para mi cuestión de burla, un simple atisbo de algo que jamás paso. Teniendo en cuenta esto, surgía una nueva cuestión: ¿Por qué ante mi se presentaba tal situación?Unas míticas criaturas me impedían llegar hasta la cima de la montaña, tenia la leve sensación de que ellas eran producto de mi estrepitoso miedo,representaciones de todos los rastros de humanidad que quedaban impregnados en mi alma que ascendía gloriosa hacia la montaña del Dios, pero mientras cavilaba acerca de esta epifanía me preguntaba: ¿Es la palabra dios obra mundana? ¿Es el conocimiento anhelo del hombre carente? vaya que es ridículo buscar aquello innombrable por medio del camino que trazan los indignos, debía alejarme solo era un espejismo una ilusión compensatoria de mi adolorido espíritu. Los monstruos desaparecieron luego de aquella iluminación que destruyo mis tan precipitadas esperanzas, descendí de aquella elevada montaña, en un instante me vi de nuevo en el desolado desierto donde cumplía veinte años ya de vagar en busca de aquella verdad que tanto nos cuestiona, solo quedaba sumergirme en la meditación y esperar de nuevo una prueba mas, cuando aquel (que no es persona ni cosa, pero la necesidad de dirigirme a él me obliga ha tomarlo como aquel o como eso) se dignara dirigir su atención hasta el más humilde de los seres humanos.