Murialdo Chicaiza

ODA A FRIDA KHALO

 

Frida, tu cuerpo quebrado, tu corazón roto

polvo de oro sobre tu cuerpo doliente.

Frida, herida abierta, instinto de herida

cuerpo traspasado, ¡inmovilidad de álamo quebrado!

 

Frida, el pueblo te pertenece, todo lo recreas

intentando dar vida a tu planeta de dolor.

Frida paloma enamorada, Diego elefante que olvida,

Diego un hijo inmenso que nunca nació,

el nombre del amor en tus cuadernos de dolor

que se llenaron de angustias y tintas.

 

Frida auto-retrato, auto-dolor, te conoces.

¡Exorcizas a los demonios al pintarlos!

Frida Khalo venadita tierna

¡herida por los dardos de la vida y el amor!

 

Y nos preguntamos si después de ti

podrá existir el dolor ajeno, si el amor duele.

Después de ti, ¿dónde hallar vencejos

de alas abiertas sobre tus cejas?

¿A dónde pudiste haber partido

sin tu rojo corazón abierto que apenas palpita?

 

¿A quién pudiste haber rogado por tus penas?

¿A qué dioses terrenales pudiste haber pedido

ante tus desangres de amapola?

 

Y nos dejaste un árbol de la esperanza

al que regaste con colores y lágrimas

sobre los que se columpiaban  monos

en el que cantaban loros de verdes plumas.

 

Frida de México, mestiza hermosa

que vivabas la lucha social y la vida

¡Viva México, el hombre, la vida y la belleza!

 

Y te vas dejándonos una despedida de sandía

las madrugadas llenas de lágrimas

la belleza atrapada en dos dimensiones

y nos dejas tus huesos violeta

Las cenizas de un amor que no se quema.

 

No te llevaste el dolor humano

ese que nos sacia y nos corta

que nos conduce al exilio

hacia los niños que mueren en las fronteras

hacia los seres con hambre y tristeza.

Pero queda tu testimonio de vida

tu rastro de luz y color, tu rostro de ángel herido.