¡Tanta poesía!
Viajé por los caminos de la vida, ¡tanto viajé!,
que al sumar las horas perdidas, ¡llegué a la vejez!,
crucé llanos de trigos dorados, (doncellas que amé),
las que en los prados más verdes gozaron ¡de mi embriaguez!
No atendí a consejos de sabios, ¡sólo nalgas y labios!
¡sólo amigos y alcohol! pensaba que el placer me daba,
con el gozo diario del amor, ¡algo extraordinario!,
y a mujeres, amigos y farra ¡todo lo entregaba!
Luego supe más, ¡yo era poeta! y me arrojé a las letras,
llené cuadernos con poesías, (les puse mi vida),
veinte libros y diarios y revistas, esto atestiguan,
(¡y que están acumulando polvo en varias bibliotecas!)
Han pasado unos años... y sigo, (con el alma ahora),
viajando, escribiendo, amando, gozando... pero es extraño...
y suelo preguntarme el por qué, (en las perdidas horas),
¡Mil amores y poesías!... y el alma mía, ¡sola!