Soleado amanecer sin sol,
mis hermanos, los pájaros,
en sonora compañía,
las sombras de la noche huyen,
me llegas como claridad.
La naturaleza, eres tu,
el disfráz, cuerpo de mujer,
abochornado por calor,
con el dorso descubierto,
los pies, libres de zapatos.
Busco acomodo a tu lado,
ya no soy un simple forastero,
del desconocido bosque,
habitante cuando exploro,
interminables secretos.
Siempre bello su follaje,
en el viven estaciones
nuestras vidas, el otoño,
nos toca juntos compartir,
en soledad, el bosque habla.
Disfruto ver sus árboles,
suave y tibia su corteza,,
sus colores, según la luz,
antes y después de indagar,
descanso y los contemplo.
Maravilloso momento,
los abrazo con ternura,
no míos, pero son míos,
sensaciones sin palabras,
con la mirada, los beso.
Con mis manos, acaricio,
boca besa su epidermis,
los pájaros y las hojas
y las flores, admiradas,
testigos acompañantes.
Allí, el tiempo se detiene,
silencio con respiración,
el árbol con su leñador,
platican con movimientos,
las hojas se vuelven besos.
Las ramas, se tornan brazos,
el bosque abre sus entrañas
jardín inimaginable,
una rosa, con rocío,
tiembla amor en la visita.
Soláz y descanso de ambos,
los árboles y leñador,
se sumergen en el sueño,
almas en el bosque vuelan,
como pájaro y perfume.
Asomo a la puerta, un ave,
junto está de un botón que abrió.
EL POETA DEL AMOR. JULIO DE 2014.
CABO SAN LUCAS, BCS. MÉXICO.