Me dueles, aquí, en el centro del recuerdo que entona una canción pasada;
a través del confín del tiempo que avanza sin importar plegaria,
en el error inexorable de la decisión tomada,
en la espalda ancha y larga de la inagotable ausencia.
Me dueles, en las cerradas y empinadas curvas del silencio,
en la raíz profunda de éste árbol que madura,
en el hondo suspiro que se escapa y que no dura,
en el palpitar incesante y loco de un amor tardío.
Me dueles, en la mirada triste de la luna adormecida,
en el brillo de los astros cayendo,
en los cardinales puntos de dos cuerpos
y en el sonoro lamento de la risa.
Me dueles en el ayer, en el hoy, en el mañana
y en el inútil intento de ser nada.
H. S. S.