No temas de nacer desnudo
ante el mundo tan arropado.
No temas de abrir tus ojos
ante el otoño asomado.
No todos los días son primaveras,
aunque todos suelen ser natalicios;
por eso, no temas de nacer de nuevo
sin culpas, sin planes, sin prejuicios.
No temas de dejar caer tus párpados,
ni de recorrer lo inexistente,
ni de palpar las transparencias,
ni de rearmar tu mente,
ni de trazar líneas rectas;
vivir en el caos es un arte que se debe practicar desnudo.