Alejandrina

Silencio pleno

 

En el silencio pleno de la noche

que abre sus irisados pétalos

sobre mis desnudos hombros,

es cuando más te escucho amor.

Nace en tus sellados labios

una sentencia irrefutable

presumiendo respuestas que no son

y en tus manos ya se durmió

la hora de las primeras violetas de invierno

esas que nunca alcanzarán mis sentidos,

tus ojos ya no ven albor de jazminero

al fondo de mi patio.

El sol es una moneda gastada

rodando hasta los brazos de la luna

huyendo de los días vividos.

Sé muy bien que la ausencia de luz

también es necesaria…y ahora

vago por esta cuidad deshabitada

al centro del pecho.

¿Recuerdas amor, cuanto tiempo hace

desde que me subiste 

el andamio de tu acento nortino?

cuando una gota de sudor era

diamante vivo en la punta de mi lengua

y la lluvia en los campos se hacía ola en la hierba,

reflejándose en mis piernas, el cielo.

Aquel era un país de hondos suspiros

de amor extraordinario

el sabor de tus besos danzando

en la comisura de mi boca.

Recuerdo que brincábamos sobre los charcos luminosos

los labios llenos de risas y de cantos domingueros

y todos los días eran festivos

besándonos como niños en las sombras.

¿Acaso fue tu silencio quien amordazó mis cigarras?

el último grillo ebrio de nostalgia se durmió

en sus laureles.

extrañando los días de sol redondo

de frutas olorosas, de panes endulzados.

Un tropel de pasos rápidos,

 jóvenes mariposas inconscientes y efímeras

me apartan de tu playa

y los días le agregan minutos a mis horas

traídos de no sé qué desierto

demente y tenebroso.

Yo que lo tendría todo,

la voz jocosa del viento entre las ramas

los címbalos del sol estallando en mis manos,

todos los sonidos del mundo 

han huido contigo amor...

y ahora, el fatum de mi vida 

es esta total y absoluta omisión.

 

Alejandrina.