Tú eres la mujer más tierna y
agradable que puede existir,
con una mirada profunda y
misteriosa, comprensiva como
la mejor de las amigas,
alegre como la mañana más
iluminada y transparente
como un arroyo escondido
en el campo, fresca
como la brisa mañanera del
verano y delicada como
un lirio en el prado,
inocente como las aves
cuando aprenden a volar,
y amable como una princesa
de cuento encantado,
y el día que quiera
contar todas tus cualidades
miraré a las estrellas
y recordaré que es
más fácil contarlas a ellas.