Haz hecho breve el tiempo, el espacio, el lenguaje
y la luz, las sombras y los contrastes.
Haz saturado con palabras calmas los colores de la ira y el desenfreno,
desabrigado, descobijado las sombrías sombras de lo opuesto a amarse tanto
e incansablemente.
Repetitivamente mi mente abunda en pensamientos
y delirios de besos kamikazes que son héroes de combate,
en las sosías transversales de nuestras personalidades,
en lo lascivo de nuestro sexo impregnante concomitante con intermitentes
entradas y salidas de magno falo promiscuo y servil.
Cómo no hacer una poesía de tu sexo y de tu cuerpo desnudo,
tu voz exigente, tus palmas cálidas y tu frote irreductible, tus ojos plenos, tu ceño fruncido,
tu recuerdo intácto y mi líbido inmóvil.
Desasosiego peligroso si nos pilla el día o la noche mirándonos demasiado cerca.
Si de un beso comenzamos a escribir una historia.