Perdón, perdón Padre mío, por tanto error cometido,
Con mis padres, mis hermanos, con mis más buenos amigos;
Perdón mi Padre Supremo, te lo pido arrepentido;
Imperdonables errores, en verdad, me han consumido;
Hoy que han pasado los años y hacia el pasado yo miro,
Entre los espinos amargos me siento torpe y perdido;
Por tan torpe juventud y con abstruso sentido,
Sembré impía cizaña por mil senderos perdidos;
Perdón a padres y hermanos; perdón, mis seres queridos;
Si alguna vez los dañé, hoy, estoy arrepentido;
Y antes de que llegue el fin, quiero decirles que vivo
Con ese arrepentimiento y sin temor a un castigo;
Sólo una simple palabra, quiero escuchar cual suspiro
De sus labios tan bermejos, de sus almas y sentido,
Un perdón del corazón, un perdón nunca fingido,
Un perdón que me permita continuar por mi camino…