Viajera estática,
dueña del verso y la sombra.
Tu que acumulas la noche y el frio,
que ocultas el beso y las manos.
Tu que amaste la lluvia y la tristeza
vistiendo desnuda la herida y el secreto.
Tus ojos trajeron la soledad del silencio,
inclinando el dolor a las hojas del alma.
Tu amor ardió con esclava locura,
hasta convertir en cenizas la última mirada.