RIMA LIII
Volverán las blancas mariposas
en tu patio sus alas a brillar,
y cada vez con el vuelo a sus ondas
bailando cantarán.
Pero aquellas que la tormenta destruía
Tu dulzura y mi virtud a recordar,
aquellas que escucharon nuestras voces
¡esas...no renaceran!
Volverán las emarañadas praderas
de tu casa las ramas a brotar,
y cada vez a la cima aún más bellas
sus lienzos se abrirán.
Pero aquellas, empapadas de esperanza
cuya esencia sentíamos besar
y fluir con destellos de tristeza
¡esas...no renaceran!
Volverán del aliento en tus suspiros
las caricias dociles a sonar;
tus labios de su infinito anhelo
tal vez perecerá.
Pero enmudecido y tonto de alegría
como se aprecia a Dios hacia el horizonte,
como yo te he amado...; desengáñate,
¡así... no te amarán!
Gustavo Adolfo Claudio Domínguez Bastida
MOD. xlenyer